MARA'AKAME

Además de dirigir las fiestas y rituales, la principal función del chamán, mejor conocido como “Mara’akame”, es la curación dentro de su comunidad. Por lo que este se encarga de erradicar las enfermedades “succionando” los malestares y pidiendo por el bienestar del prójimo. 

Si bien el Mara’akame es considerado como un sanador, también es guardián de su tierra, un intérprete divino para la comunicación de los hombres con los dioses, es quien transmite la voluntad de sus deidades mediante cantos sagrados. Es por esto que el poder convertirse en “Mara’akame” involucra un difícil proceso de preparación, ya que a lo largo de al menos cinco años, el discípulo debe practicar arduos ejercicios de austeridad, así como la búsqueda continua de visiones a través del peyote.

La importancia de dichos personajes es trascendente dentro de las comunidades, puesto que en ellos se depositan las esperanzas del pueblo para que el Mara´akame pida a sus dioses que envíen propseridad, que ahuyenten enfermedades y que los guíen para resolver sus problemas, conviertiéndose así en intermediarios entre lo profano y lo sagrado. 

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